Soy Miguel Lelo de Larrea y te comparto mi viaje a…
Pachuca, la Bella airosa; es como también se le nombra a la capital del enigmático estado de Hidalgo, por esos fuertes vientos que se dejan sentir en esa planicie casi desértica.
El día que me animé a salir de la Ciudad de México, a tomar un descanso breve, me jaló la idea de irme a un lugar cercano para pasar el tiempo. O como dicen vulgarmente «perder el tiempo»… Que mal dicho!
En México no se puede perder el tiempo y menos cuando estás en La Plaza Independencia y ves el Reloj Monumental en su torre neoclásica, que dicen algunos que se hizo pensando en el reloj del Big Ben de Londres, Inglaterra.
Uno se encuentra a sí mismo y más cuando un ex minero, viejo sabio, te comparte su historia de vida.
Don Nicanor le dicen pero no es su verdadero nombre. Es un hombre sin apellido, atrapado en su tiempo.
Adusto, enjuto, pero con una luz de candil en sus ojos.
Con sombrero de palma, piel quemada por años de sol, sombra de los años idos y oscuridades de cuevas que les dicen minas, de ahí su olor a tierra y sudor de trabajador.
Nadie sabe realmente de dónde vino ni a dónde va cuando desaparece en lapsos. Un solitario que sólo cuenta historias. Como esos cuenta – cuentos que te atrapan y te dejan ir.
Él se sienta en ese tronco de árbol caído, que nadie hace leña por temor a que don Nicanor los apalee. Ese es su lugar al paso del tiempo.
Prende su cigarros sin filtro con cerillos, no le gusta el encendedor. Da cáncer, dice.
Qué Pachuca por Hidalgo !
Y habla de su Pachuca e Hidalgo en general de esos tiempos idos; dónde se hacían los hombres con trabajo de minería.
De «cómo penetrar al abismo y salir de la madre tierra, como renacimiento, para luego amalgamar los metales.»
La verdadera plata !
Y también la piedra obsidiana que usaban nuestros mexicas. Exclama orgulloso.
Y los otros hombres que jugaban al fútbol, como ejercicio vital para estar siempre ágil. Porque aquí nació el juego del futball, como mencionaban los ingleses que trajeron ése deporte aquí en esta parte de México. Recuerda.
Ya hace hambre y sed, tráiganse los pastes y la bebida, ordena el don a las curiosas mujeres que le escuchan.
Ese alimento -tipo empanada- relleno de guisos son un manjar y para bajarlo con pulque para darse aires de grandeza en Pachuca, La Bella Airosa.
«También les contaré unas historias de salud en aguas termales con minerales muy curativas -dice- y las apariciones de bolas de fuego en el cielo… Pero será pa’ la otra que vengan »
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